martes, 19 de enero de 2016

Crítica: Star Wars VII: El despertar de la Fuerza

Versión sin spoilers

Como ya demostró con la recuperación de la franquicia de Star Trek para la gran pantalla, J.J. Abrams es un director competente. No genial, sobresaliente, visionario o único. Competente. Sabe hacer su trabajo. No hay evidentes fallos de dirección en esta película. Episodio VII es, a diferencia  de la espantosa trilogía de precuelas, una digna continuación de la trilogía original. Abundantes guiños al pasado apoyados en la sólida presencia de los protagonistas originales (en su momento me temí que se limitaran a un par de cameos). Un estilo que no decepcionará a los fans de la saga original de Lucas (episodios IV, V y VI). ¿Space Opera? Check. ¿Diálogos fáciles? Check. ¿Personajes memorables? Check. ¿Batallas espaciales? Check. ¿Efectos especiales? Check. ¿Acción? Check. ¿Humor? Check. ¿Emoción? Check

Adecuado para una tarde en familia (niños opcionales) y para nostálgicos. Un notable lavado de cara y actualización tecnológica, sin caer en demasiados excesos. Si de algo se puede acusar a la película es de excesivos agujeros en la trama (se nota mucho que se ha escrito como parte de una trilogía, sin esperar que se sostenga por sus propios medios) y de una algo pesada dependencia de la mística de la trilogía original (un espectador que llegase ignorante del pasado podría llegar a perderse). Por lo demás, un buen trabajo. Superó mis expectativas.


Post Scriptum: Esta es la primera entrada del blog en dos años, según parece. No estaba muerto, que estaba de parranda. Por mi parte, la ausencia de críticas de cine se ha debido mayormente a mi ausencia de las salas.

(versión con spoilers más abajo. Si no la has visto, se recomienda que dejes de leer AHORA)
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Versión con spoilers

El punto más fuerte de la película es sin duda el reparto. El punto más débil es el guión, y una lamentable falta de tijera (se podría haber dejado en 2/3 del metraje sin problema alguno).

La caracterización de la protagonista Daisy Ridley (Rey) recuerda mucho a Natalie Portman. Ese es el único guiño a la trilogía de precuelas que encontraremos, y se agradece. Su interpretación es muy agradable, tanto en lo plácido como en la furia. Su inserción sin problemas en el rol de Han Solo a bordo del Halcón Milenario es un ejemplo de cómo hacer bien las cosas. Su estilo de combate es realista y creíble y su rango emocional vibrante. Una gran elección.

La presencia de un enorme Harrison Ford (Han Solo) le da coherencia, sensibilidad y empuje al relato. Mark Hamill (Luke Skywalker, en cameo) y Carrie Fisher (Princesa/General Leia Organa) son simplemente alimento para nostálgicos. Mi opinión firme, sin embargo, es que Harrison Ford, siendo un actor sólido, veterano, curtido y consagrado, accedió a hacer esta película con dos condiciones: una lluvia de millones (bien ganados) y la muerte de Han Solo como requisito para no volver a aparecer en escena asociado a Star Wars. La escena de la muerte de Han, siendo el golpe emocional esperable, está tan lamentablemente actuada (pérdida/destrucción de su cadáver incluido) que uno no puede sino suponer que fue añadida a regañadientes por el guionista, sabedor de la mina de oro que estaba obligado a desperdiciar.

Los antagonistas, sin embargo, son lamentables. Al general de aires hitlerianos únicamente se puede reconocer la habilidad de reconstrucción del famoso discurso ante las masas de stormtroopers; el resto de la película se la pasa siendo un accesorio. El sustituto del Emperador... siendo generosos podemos reconocerle la misma capacidad de pasmo que a Darth Grievous: Su capacidad es en el mejor de los casos una habilidad informada. Pero el peor, con diferencia, es el pretendido sustituto de Darth Vader.

Adam Driver es Kylo Ren. Descubrimos bastante pronto que es el hijo (¿unico?) de Leia y Han. Supuestamente estudiante de Luke Skywalker (aunque la conexión exacta hay que deducirla), traicionó a su maestro y (de nuevo hay que deducir) acabó con la nueva generación de Jedi que estaba siendo entrenada. Su modelo de rol es su abuelo Darth Vader , y ha conseguido (por medios no especificados) recuperar al menos su máscara, si no su calavera completa (lo creíble que es la supervivencia de la misma tras la pira de Endor queda a discusión de los frikis). Siendo así, supuestamente, un estudiante Jedi vuelto Sith, azote de la rebelión y semilla de Skywalker, esperamos de él un poder por encima de lo normal. Decepciona. Decepciona mucho. No solo resulta desafiado (y casi con éxito) por un simple stormtrooper. Pierde una confrontación en la Fuerza contra una... novata. Rey (la titular del Despertar de la Fuerza) es, en el momento de su primera confrontación, ni siquiera una padawan. Ni siquiera ha sido iniciada. Nada. Es, en el mejor de los casos, una persona sensible a la Fuerza. Incluso si (y esto es especulación a lo bruto, pues aparte de la intensidad de su poder no hay pista alguna en la película) fuese la hija del propio Luke Skywalker, eso debería ponerles como mucho en pie de igualdad de habilidades naturales. Supuestamente, Kylo Ren es mucho, mucho más experimentado, y ha sido entrenado tanto formalmente por un Jedi como por su maestro Sith. Que puedan enfrentarse uno al otro como iguales, es ridículo. Que Rey pueda vencer en semejante confrontación, desafía la descripción. Y sin embargo, esto es lo que sucede. Esta burda ruptura con la credibilidad hace añicos la suspensión voluntaria de la incredulidad de cualquiera. Al menos, sucede muy cerca del final de la película, reduciendo un tanto el sabor amargo. Comparado con semejante fail, palidece la estupidez de la máscara (ahora me la pongo, ahora me la quito. No, no me hace falta, es sólo para molar más). Lo único que podía empeorar el personaje es que el actor fuera incapaz de actuar. ¿Sabes qué? Lo consigue. ¿La antedicha escena de la muerte de Han? Puedes estar seguro de que no es Harrison Ford el que la estropea. La expresividad y rango emocional de Adam Driver sólo puede ser comparada con la de Hayden Christensen en las precuelas. Un recordatorio de que la experiencia de una película dependiendo de su eslabón más débil, o en este caso menos creíble.

El añadido de dos miembros del reparto original, aún siendo difícilmente reconocibles en personaje (Anthony Daniels como C3PO y Peter Mayhew como Chewbacca) completan el guiño al pasado, en un revival que puede no ser una obra maestra, pero sigue ofreciendo tres horas de interesante entretenimiento. Aún hay esperanza para el universo Star Wars.