miércoles, 24 de febrero de 2010

Tenemos lo que nos merecemos…

Por primera vez en cinco años TVE fue la cadena de televisión más vista de 2009, hasta entonces el líder era Telecinco (telebasura), la cadena de televisión con más minutos de telebasura que la competencia (incluso se jactan de ello). Y, pienso yo, ¿Que Telecinco haya sido líder de audiencias tantos años será indicativo de algo? Sí, de que este país cada vez está peor. Que una cadena como TVE tome las riendas de las audiencias podría image ser un claro signo de mejoría… pero es que este país ya está muy mal. A modo de anécdota comentaré lo que le aconteció a un amigo de mi queridísima madre cuando asistió feliz al musical de Patito Feo (Ay… que duro es ser padre). Resulta que había acudido una tal Belén (si, esa mujer que se hizo famosa por acostarse con un torero… sí, esa…), este seria un hecho banal y nada digno de mención si no fuera porque, durante el descanso de la función, la gente se levantó aplaudiendo, vitoreando y agasajando… a la rubia tertuliana.

Si no somos capaces de ver lo que esto significa, es que realmente tenemos lo que nos merecemos. (Aunque claro, en un país donde solo lee la mitad de la población… qué íbamos a esperar…).

Llegados a este punto algunos dirán: “Ah! Pero eso son cosas de la televisión, porque es un mundo muy cutre, humorístico y casposo” Y ojala tuvieseis razón. Hoy, en la radio, he tenido el desagradable honor de escuchar una buena parte de la sesión de control parlamentaria del gobierno, y me he dado cuenta de una gran verdad de nuestra fauna política. Hasta ahora estaba acostumbrado a escuchar de forma individual a cada político hablando en las sesiones del parlamento y sabía lo que todos sabemos: que son como niños. Todos conocíamos de sus rifirrafes, de sus “Sí”-“No”-“Que sí”-“Que no”. Pero, al menos yo, desconocía qué sucedía entre político y político, y la vida era mejor entonces. Cada intervención de un político de pega que nos ha tocado sufrir viene seguido por golpes, silbidos, gritos, aplausos, risas… al más puro estilo grada de futbol o baloncesto, ¡de los propios parlamentarios!. ¿Qué tipo de jauría política tenemos imageen el parlamento?¿Donde quedó el respeto a la ideas, la libertad de expresión?¿Acaso se perdió el espíritu de Voltaire?

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”

Se han perdido todos los valores de la política; ya solo existe, como dijo la vicepresidenta de la Vega, “El Ansia de poder!”. Pero tanto de unos como de otros.

Y mientras unos se quedan embobados mirando a las musarañas y sacando ley sin sentido tras ley sin sentido, los otros se pasan la vida gritando “Eso está mal, yo lo haría mejor” sin hacer nada para demostrarlo. Y cuando la figura del rey (que a veces incluso hace cosas) aparece para pedir amablemente la creación de un pacto de estado, que buena falta nos hace, todos se giran hacia él y se ríen en su cara. Como parece que se ríen de nosotros cada vez que levantan la voz para decir alguna de sus, para hablar en términos parlamentarios de respeto y consenso, tontopolladas.

Hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios.

Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.

Pero, ¿Y que hacemos nosotros para evitarlo? Les seguimos el juego, les votamos y creemos que los nuestros tienen razón. Mientras ellos se parten de risa con su sueldo vitalicio…

Y para finalizar, me gustaría ilustrar el tema con una imagen, que vale más que mil palabras:

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Porque tenemos lo que nos merecemos…